Este Blog, nace inspirado en un artículo del mismo título, publicado por Paco Muro, Consejero Delegado de Otto Walter para España y Portugal, en el año 2003.

viernes, 12 de noviembre de 2021

Resetear uno de mis tiempos



Lo que vives es tu historia y seguramente puesta en relación con otras, su impacto sea bajo o sea alto en función de quien lo lea y de su experiencia.  Tu historia particular en este momento es tu drama o tu alegría, algo que no puede  compararse a las de los demás. Cada día libramos miles de batallas, más sencillas o más duras pero cada una con sus tiempos e intensidades. Las libramos todas a la vez y nuestro organismo reparte fuego a discreción para disfrutarlas, defenderse o blindarse frente a ellas.  Hoy tengo varios batallas abiertas  y aunque afortunadamente en mi caso no han sido un drama,  en su conjunto el resultado final ha representado un toque de atención. Parafraseando a  Juan Gómez-Jurado en La Reina Roja,  “no somos conscientes de todo lo que nos pasa hasta que el tiempo se nos para”.


Había entrado en una dinámica non-stop de cuidarme y llevarlo todo adelante como si no hubiera un mañana. En esa dinámica sonreía menos o lo hacía de cara a la galería, podía decirme a mi misma que estaba todo controlado y que lo llevaba bien. Iba poniendo sonrisas y siempre positivando los mensajes, algo muy necesario para la vida, pero también algo que nos puede poner en riesgo, enmascarando lo que realmente nos afecta. En casa lo llamamos “poner Ventolín”, porque según nuestras creencias y respetando el bien médico que hace, este medicamento tapa el origen del mal pero es realmente efectivo para seguir adelante. Y así he caminado estos últimos meses hasta que el cuerpo ha dicho basta. No he escuchado sus señales porque  en mi discurso interno soy fuerte y puedo con todo. No voy a cambiar mi discurso interno, lo que sí voy a cambiar es la forma de seguir adelante cuando algo me preocupe o me afecte. 


Es bueno rodearse mentalmente de frases positivas que aplicadas a tu realidad son ideales, pero engañarte diciéndote a ti misma que puedes con todo es malo. Darse el margen de explotar, de llorar, de compartir las preocupaciones desde el corazón es algo a lo que no debemos renunciar y yo lo había hecho. A veces no encuentras con quién, y no es porque te falten personas importantes y únicas a tu alrededor, si no por no darte el margen de mostrarte un poco débil ante ellos o de preocuparles. No te das cuenta de que en realidad te estás mostrando débil a  ti misma.  


Tantas veces he leído que ser fuerte es siempre seguir adelante, o que no hay que dar marcha atrás ni para coger impulso…pues lo vivido me hace ver que ambas afirmaciones no son ciertas, no en mi historia. Hemos de brindarnos el momento de parar e incluso a veces de dar marcha atrás para encontrar ese punto en el que hemos empezado a mentirnos a nosotros mismos. Porque es ahí donde empezamos a reconstruirnos frente a eso que nos está dañando. A veces es un detalle insignificante pero todas sabemos que ese detalle también puede ser el detonador del que necesitamos tomar conciencia, porque sólo así seremos capaces de enfrentarnos a nuestros miedos y preocupaciones.


Hoy ya han pasado 13 días que han sido desagradables y aunque todavía no estoy bien del todo, soy consciente de que mis días han sido dolorosos pero mis noches han sido más relajadas, he descansado de un tirón como hacía meses no ocurría. Un detalle importante es que no he pensado intensamente  en nada de aquello que me preocupaba, mi malestar físico ocupaba ese lugar. Así que lo que me ha pasado  ha hecho que se pare esa parte de mi tiempo. Me he reseteado.  He dejado de estar programada para escuchar el silencio, para escucharme a mi misma, para reaccionar y hacer  según me pedía el cuerpo.  


Lo vivido afortunadamente no ha sido extremo, aunque ha sido mi historia, mi toque de atención. Sólo espero que el mal siga mejorando, aunque sé que me toca ver y afrontar las cosas de otra manera. Que no pasa nada si paro, si lloro, si comparto, que no puedo olvidarme de reír o de darme un capricho, que ser disciplinada está bien, pero que vivir la vida es más importante. Que no tengo que auto imponerme ni el sacrificio ni la presión, que eso ya lo trae el día a día . Que ser fuerte no es nunca parar, que hay que enfrentarlo y sanarnos para poder seguir.


Así que acabo de tirar el Ventolín. Acabo de reiniciar este tiempo en particular y vamos a ver lo que el destino me tiene preparado, aunque suene poético o romántico, sé que lo mejor está por llegar. 



viernes, 23 de abril de 2021

Y llegó la primavera de nuevo

 

Aquí estamos de nuevo, algo más de un año después del inicio de la pandemia. La vida sigue transcurriendo, entre mascarillas, distancia de seguridad y toque de queda. La vida no se ha parado aunque nuestras vidas en cierto modo lo han hecho. Seguimos caminando limitados, sin reuniones familiares ni de amigos, sin celebraciones conjuntas, acompañados de pantallas y en cierta soledad. Algunos desde la cara amable de la vida y otros pasándolo realmente mal, con problemas económicos o de salud. Cierta tristeza nos acompaña, algunos resignados y otros rebeldes, y en esa mezcla de escenarios y sentimientos, la vida avanza.  

Estamos en medio de una guerra moderna. Lucha entre economías y sociedades controladas. La pandemia ha arrasado la vida que conocimos y cuando nos dan margen, intentamos recuperarla tímidamente. En ocasiones parecería que nada ha cambiado si no fuera porque las mascarillas forman parte de las fotos.

 

Me siento enfadada, porque es tiempo robado. Y me siento afortunada, porque puedo contarlo. Así me he acostumbrado a andar sola. Protegiéndome y protegiendo a los míos. Mis hijos adolescentes y jóvenes ya, aceptaron la situación, pero están cansados, los reconocemos cansados, aunque todos  lo estamos. El aislamiento va contra la naturaleza humana. 

Hace un año, perdimos la primavera, estábamos confinados y los más afortunados vimos esa transición desde un jardín o un balcón. Estamos a 30 de marzo. Todo está floreciendo y los días ya son más largos, dan ganas de salir y vivir sin freno. Pero estamos frenados y  limitados, esa es nuestra realidad.

Cuando vuelva a pasar tiempo, no sé si valoraré como positivo lo que siento. Ahora mismo, sé que me he adaptado, que miro más para mi, pero que echo intensamente de menos compartir con los míos. Y mientras, los árboles han vuelto a florecer y  los días vuelven a ser más largos, mientras,  la vida sigue pasando.

 

sábado, 13 de febrero de 2021

Primavera a prop

Olora a primavera i en queda molt encara. Aviat farà un any que ens va tocar aprendre a passar la primavera d’una altra manera, desde la distància, al jardinet de casa, a través de la finestra o  d’un balcó .  Queda poc  i l’emoció de gaudir-la en directe ens dibuixa un somriure, és tan forta aquesta sensació com la por a tornar-la a perdre. No hauríem de viure amb aquesta por ni amb aquest neguit. La i ncertesa  aguditzada per aquesta situació sense precedents ens obliga a viure el dia a dia com si no hagués un demà. Viure el moment i mai posposar #carpedíem