Este Blog, nace inspirado en un artículo del mismo título, publicado por Paco Muro, Consejero Delegado de Otto Walter para España y Portugal, en el año 2003.

sábado, 9 de mayo de 2020

Vivir varias vidas en una sola

Al principio nos resistíamos a aceptar la  nueva situación aunque sabíamos que no nos quedaba otra opción. Con el paso de los días reinventamos rutinas, reordenamos nuestro tiempo e incluso en los mejores casos fuimos capaces de sentirnos cómodas. En el horizonte visualizábamos que todo esto nos llevaría de vuelta a nuestra vida anterior.  A finales de marzo empezó  la primavera sin poder apreciar su belleza, su color y esa olor tan especial que desprenden las plantas cuando florecen. Las franjas horarias del 02 de mayo llegaron en medio de la necesidad imperiosa de salir de nuevo y rebajaron la ansiedad de muchas personas. Fue como recuperar un poquito de libertad.
Va a hacer dos meses y tal vez ya no nos resistimos, queda muy atrás nuestra vida anterior. Vivir entre cuatro paredes con la suerte de ver algún paisaje desde el balcón, algún rayo de sol, salir a mover el cuerpo cuando tenemos permiso o teletrabajar, empieza a sentirse normal. Ya no visualizamos la vuelta a nuestra vida anterior.  Tal vez en algún rincón de nuestro pensamiento no nos resignemos a reencontrarnos con ella pero después de casi dos meses somos más conscientes de que no volverá. Será diferente y en algún momento también nos daremos cuenta de que habremos tenido la oportunidad de vivir varias vidas en una sola.

Eso sentimos cuando algún detalle nos transporta unos meses atrás y nos viene al pensamiento que aquello ya no está. Con el máximo respeto y solidaridad hacia quienes están viviendo o han vivido situaciones extremas, algunos con más o menos fortuna y otros con situaciones más o menos duras, pero todos hemos perdido algo en este trayecto y nos estamos viendo obligados a enfrentar pequeños duelos. Con un golpe efectivo y contundente nos están dando la oportunidad de reiniciarnos, de afrontar la vida y sus detalles de otra manera.

Ya no nos resistimos, llevamos suficiente tiempo en esta nueva realidad como para empezar a dejar de mirar atrás y sólo centrarnos en prepararnos para lo que vendrá. No hay velocidad de crucero, vivir varias vidas en una requiere volver a empezar  levando el ancla del pasado, encendiendo los motores del presente y navegar en él hacia el futuro de la mejor manera posible.

viernes, 1 de mayo de 2020

Aplausos y soledad

Después de 48 días de confinamiento hemos tenido tiempo para pensar, repensar y no pensar  sobre lo que el encierro nos hace sentir. Hay tantas cosas en juego que somos incapaces de abordarlas todas a pesar de tener aparentemente más tiempo que nunca para hacerlo. Porque no es lo mismo, entrar y salir de casa que hacerlo todo desde casa.

¡En los medios de comunicación se leen tantas opciones por hacer!  Todo se reduce a un espacio de unos pocos metros cuadrados donde compartimos con otros o en soledad con nosotros mismos lo que se nos remueve por dentro.

Las primeras semanas aplaudir a las 8 de la tarde era un momento mágico. De reconocimiento hacia los que arriesgando sus vidas hacían un poco más llevadero nuestro encierro. Incluso en muchos casos, representaba un momento para compartir presencia con los demás, para dar ánimos a nuestro  rincón más intimo que comprobaba que no estábamos solos. Sin embargo con el paso de los días, hemos visto vecinos aparecer y dejar de aparecer. Hemos sentido el desánimo y el ánimo en toda su intensidad. Cada balcón encierra una historia distinta, de preocupación, de alegría, de enfado, de gratitud. Tras los aplausos y las sonrisas a distancia se esconden tantas historias que juzgarlos por estar o no estar se convierte en  una absoluta injusticia.

Después de 48 días la economía se ha parado, el COVID está arrasando implacablemente innumerables proyectos e ilusiones y esfuerzos. Los gobiernos no hacen más que hablar de ayudas a pymes y autónomos  y sin embargo somos conocedores  de muchas realidades donde estas ayudas no están llegando. Cada uno en nuestra particular soledad enfrentamos una situación de la que empezamos a estar seriamente agotados. Aplaudir  ya no parece ser ese momento compartido que aligera las penas. Aplaudimos con más pesar y con un poco menos de intensidad. Al menos eso ocurre cerca de mi o será que es lo que yo siento.

Mañana 2 de mayo, empieza la vuelta a una “nueva” normalidad. Podremos  salir a hacer ejercicio o caminar limitados por unas normas. Por más que digan nunca habrá una nueva normalidad cuando tantas vidas se han visto implacablemente afectadas. Mañana nos parecerá que recuperamos en soledad una pequeña parte de nuestra libertad. Y sentiremos de manera contradictoria esa felicidad y esa tristeza.