Este Blog, nace inspirado en un artículo del mismo título, publicado por Paco Muro, Consejero Delegado de Otto Walter para España y Portugal, en el año 2003.

lunes, 19 de agosto de 2013

Así que se trata de Eso

Así que se trata de eso.  La vida se trata de un proceso de adaptación, en el que mientras estás en él, te parece que la vives y la controlas.  Pero de pronto, para algunos tempranamente y para otros con la madurez de los años, te das cuenta de que adaptarte,  parecía la solución a los problemas de la vida.   Y resulta que hay un momento en el que abres los ojos con más consciencia y sientes que adaptarte ha sido una especie de error, un plan ideado magistralmente por quienes mueven los hilos.

A lo largo de los años, vas pasando por etapas, supuestamente establecidas y lógicas, para llegar a un final más o menos agradable pero predecible. Ir superando esas etapas por un lado te llena. Estás haciendo lo correcto, estás siguiendo el camino. Pero por otro lado, cuando las cosas se tuercen un poco o simplemente porque sí, te preguntas si ése es el camino que querías. Te replanteas lo hecho hasta el momento, y eres consciente de que hay una parte de la que eres responsable, pero otra tal vez mayor, de la que has sido totalmente inconsciente.  Te rebelas contra ese sentimiento, te frustra, te hace llorar e incluso te hace mirar las cosas desde un prisma desconocido que te aporta otras luces, visiones radicalmente diferentes. Y es entonces cuando te cuestionas la trayectoria de tu vida y el sistema al que te has adaptado pensando que era lo correcto.

Y se ve que se trata de eso. De adaptarte porque es lo correcto. Porque si no lo haces el yugo de los que tienen el poder cae sobre ti, y estás condenado a una infelicidad eterna. No se trata de cambiar las cosas, porque las cosas no se pueden cambiar. Se trata de dar pequeños pasos en direcciones diferentes a las establecidas para encontrar ése camino, que  sea el que nos lleve al final de forma menos traumática. 

Está claro que si decido no adaptarme, tengo que luchar. Lo hacré de forma pacífica. Lo escribiré en los diarios y en las redes sociales. Pero parece que así  no llega, porque dicen que no hacemos nada. Entonces lo haré manifestándome en la calle. Y también, parece que nunca hay suficientes personas en ella, para conseguir cambios. Iré al defensor del pueblo. Pero tampoco hay éxito, se ve que forma parte de alguna ideología, y las leyes, que se pueden interpretar, no dan lugar a la protesta. Parece que  si me uno a algún movimiento habrá posibilidades, pero en cuanto escarbo me doy cuenta de que no. Porque hay favores de por medio, interpretaciones y una imagen que dar que se acerca a la política y sigo sin resultados.  Pues tendré que coger un arma y hacer que la gente se sume  a mi movimiento con armas.

Enciendo la tele y veo las noticias de Egipto, entre muchas otras. Muertes en directo. Miro mi arma, miro a mis hijos y familia,  y la lanzo al suelo. No es lo que quiero, no es en lo que me educaron. Me educaron para ganar batallas  con la palabra. Y sin embargo a muchos no los educaron para escuchar. Tristemente, los que nos gobiernan tienen una sordera aguda de cara a nosotros.

Así que se trata de eso, se trata de sentir impotencia ante la no adaptación, y volver a lo que magistralmente han  diseñado para nosotros: La adaptación.

Cierro los ojos ante tal conclusión, sigo pensando en cómo encontrar ese nuevo camino que no es el establecido,  y lloro en silencio.