Este Blog, nace inspirado en un artículo del mismo título, publicado por Paco Muro, Consejero Delegado de Otto Walter para España y Portugal, en el año 2003.

lunes, 28 de marzo de 2011

Distancia emocional

Es curioso como la distancia emocional te permite ver y sentir las cosas de otra manera. A veces nos quedamos atrapados en unos sentimientos que resultan asfixiantes según el ojo objetivo y de los cuales no somos conscientes hasta que no logramos tomar distancia. Es todo un proceso, necesario, para quienes están abiertos a permitirlo e imposible para quienes en el fondo no desean permitirlo.

A veces, no deja de ser una especie de acomodación o de adaptación a la realidad aunque nos duela. Resulta más doloroso tal vez, plantearnos el enfrentamiento a esos sentimientos, por temor a reconocer lo que ya sabemos y cómo afecta a nuestras vidas. Lo que mantiene vivo esos sentimientos es justamente eso, esa forma de aferrarnos a lo que tenemos, ya sea nuestro dolor, una situación o un desengaño, que bueno o malo significa que tenemos algo. Nos da miedo reconocer que enfrentarnos a a ello sea como aceptar el inicio de la pérdida.

Por lógica una pérdida representa algo que habíamos tenido y que ya no tenemos. Pero nos olvidamos de lo más importante y es que en realidad, una pérdida tiene un doble valor: que algo ha terminado y que algo empieza. El dolor no nos permite ver la segunda parte. En algunas ocasiones es el tiempo quien nos permite verlo, pero no siempre podemos poner la fecha. Depende inevitablemente de cada uno.

Cuando el tiempo pasa y recomponemos nuestro puzzle, cuando logramos distancia, ciertas cosas dejan de tener importancia y ciertos detalles dejan de serlo. Relativizamos y aceptamos lo que venga. Se ponen en marcha nuestros sensores receptivos y volvemos a sentir que todo es posible y que la vida, a pesar de todo es un regalo que no tiene precio y que debemos disfrutar.

domingo, 20 de marzo de 2011

Me quedo con tu sonrisa y con ese gesto

Hace pocas noches, justo antes de despertarme te vi en mis sueños. Sentada en la mesa, con todos, riéndote con aquella sana carcajada que a todos nos contagiaba. Tu sonrisa, tu risa, fueron conciliadoras, Conmigo y mis sentimientos. Puedo llorar tu ausencia, pero esa sonrisa, ése tipico gesto tuyo con los brazos cruzados sobre la mesa acompañado de un pequeño grito de sorpresa, sólo eso, me hizo despertar en paz con tu recuerdo. Como si te hubieras ido definitivamente ...te has ido de mis sueños con una sonrisa que no tiene precio. Tu sonrisa y el gesto que no olvidaré nunca. Me tengo que resignar a quedarme con eso...no me parece lo suficiente, pero es lo justo. Y me quedo con eso. Gracias.