Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas están llenas de grandes momentos, y los grandes momentos son los que nos atrapan bellamente desprevenidos. Son aquellos que recordamos por cómo nos han hecho sentir, independientemente de lo que haya ocurrido o se haya dicho.
Con el tiempo debemos aprender a escuchar todos los puntos de vista y a intentar sacar provecho de las circunstancias favorables. Debemos intentar sobrellevar lo desfavorable, cuando no hemos podido conseguir el cambio deseado.
Con el tiempo aprendemos a decir lo que pensamos y sentimos de forma serena, aunque aquello pudiera desgarrarnos por dentro. Debemos necesariamente aprender A hablar con nosotros mismos, a calentar nuestras ideas y a enfriarlas para adoptar la postura más equilibrada y serena.
Con el tiempo aprendemos A no confiar dos veces en la misma persona. A no dejarnos guiar por las ideas preconcebidas. A mantenernos firmes en nuestras decisiones. A valorar a las personas que nos aportan algo positivo y A valorar lo positivo que nos aporta cada persona, por encima de lo que no lo es. A seguir inquietos ante lo desconocido para poder aprender algo . A ser unos inadaptados con lo que no nos gusta. A no tirar la toalla cuando todo lo vemos negro, porque los perdedores siempre tiene una excusa y los ganadores, o tienen un plan o se lo inventan.
Con el tiempo aprendemos Que la mayoría de aquellos que están de vuelta de todo, no han ido a ninguna parte. Que cuando alguien se conforma con lo malo, es porque tampoco quiere esforzarse por encontrar algo mejor. Que en la actitud con la que afrontamos las cosas y nuestros actos, está nuestra fuerza y a la vez, nuestra elegancia. Que para lograr un equipo, todos debemos mirar en la misma dirección. Que hemos de aprender a hacer críticas, pero sobretodo debemos saber encajarlas. Que yendo de frente, se obtienen mayores beneficios. Que siempre hay “otro” modo de hacer las cosas. Que los logros, dejan de serlo si no podemos compartirlos.
En el camino encontramos bellos momentos y obstáculos, y no siempre sabemos encajarlos, ser conscientes de ello nos permite seguir adelante, nos permite disfrutar de grandes momentos en la caída, y sobretodo al levantarnos...Tiempo al tiempo para aprender, desaprender y volver a aprender.
Con el tiempo aprendemos a decir lo que pensamos y sentimos de forma serena, aunque aquello pudiera desgarrarnos por dentro. Debemos necesariamente aprender A hablar con nosotros mismos, a calentar nuestras ideas y a enfriarlas para adoptar la postura más equilibrada y serena.
Con el tiempo aprendemos A no confiar dos veces en la misma persona. A no dejarnos guiar por las ideas preconcebidas. A mantenernos firmes en nuestras decisiones. A valorar a las personas que nos aportan algo positivo y A valorar lo positivo que nos aporta cada persona, por encima de lo que no lo es. A seguir inquietos ante lo desconocido para poder aprender algo . A ser unos inadaptados con lo que no nos gusta. A no tirar la toalla cuando todo lo vemos negro, porque los perdedores siempre tiene una excusa y los ganadores, o tienen un plan o se lo inventan.
Con el tiempo aprendemos Que la mayoría de aquellos que están de vuelta de todo, no han ido a ninguna parte. Que cuando alguien se conforma con lo malo, es porque tampoco quiere esforzarse por encontrar algo mejor. Que en la actitud con la que afrontamos las cosas y nuestros actos, está nuestra fuerza y a la vez, nuestra elegancia. Que para lograr un equipo, todos debemos mirar en la misma dirección. Que hemos de aprender a hacer críticas, pero sobretodo debemos saber encajarlas. Que yendo de frente, se obtienen mayores beneficios. Que siempre hay “otro” modo de hacer las cosas. Que los logros, dejan de serlo si no podemos compartirlos.
En el camino encontramos bellos momentos y obstáculos, y no siempre sabemos encajarlos, ser conscientes de ello nos permite seguir adelante, nos permite disfrutar de grandes momentos en la caída, y sobretodo al levantarnos...Tiempo al tiempo para aprender, desaprender y volver a aprender.
