Hay momentos, en que con derecho, hemos de optar a la pataleta o al desánimo, para retomar energías. El descanso te recarga, pero sobretodo el derecho a manifestar en algún momento, con palabras o sin ellas, que has llegado a un límite. Es justamente eso lo que posibilita la vuelta. Existen muchos momentos en que nos cuestionamos las decisiones tomadas porque es necesario hacerlo. Es lo que nos devuelve a la realidad.
Y curiosamente, una vez que reconocemos lo que sentimos y le ponemos nombre, volvemos a sentirnos llenos de energía y a apreciar la suerte de la que gozamos. Que no es una suerte casual, es producto del esfuerzo y de un proyecto propio.
El punto de madurez que aportan los años, nos hace más conscientes del valor de las cosas y de lo que verdaderamente importa en la vida. Seguramente por eso, hay quien se mantiene tan joven a pesar de los años.